"No soy feminista"
Al estar atravesando la cuarta ola feminista,
existen algunas mujeres que aún cuestionan el movimiento.
Tienen algo en común: una posición socioeconómica privilegiada.
Por Lea Hamui
- ¿Te consideras feminista?
- “No”.
- ¿Por qué?
- …
A poco más de dos años de que el movimiento feminista en México cause revuelo durante este siglo, debido al récord de feminicidios que continúa llegando a un tope día a día, casi imposible de superar, pero desmitificable al día siguiente, las mujeres mexicanas han decidido poner un alto.
Negar ser feminista actualmente puede llegar a ser un blanco de ataque perfecto para una sociedad cansada de agresiones, inequidad, luchas y muertes. Para nosotras, mujeres que no nos cuestionamos: ¿Por qué existiría una mujer que no busque lo mismo que yo?, resulta atroz.
Queremos equidad, de trato, de trabajo, de sueldo, de derechos, de libertad… queremos vivir sin miedo. Miedo al abuso, a una violación, a la muerte… por el simple hecho de ser mujer.
Sin embargo, existen otros miedos. El miedo a decir: “Yo soy feminista”. Y es que incluso reconocerlo por la persona misma, una persona perteneciente a una sociedad, donde el nombre no debe ser manchado, y las reglas deben de ser seguidas. Donde los actos de rebeldía nunca serán bien vistos y hablar de lo sucedido enciende un reflector que grita: “soy LA distinta”, causa un temor incluso mayor al de ser mujer en México.
Por otro lado, existen aquellas que simplemente consideran no estar lo suficiente informadas del tema. Que admiten saber únicamente lo que ven, de vez en cuando, en las noticias y en redes sociales: violencia.
El privilegio, en ocasiones, mezclado con una educación conservadora, al igual que el síndrome de Estocolmo, puede conducirnos a quedarnos en donde nos encontramos, por comodidad, costumbre e incluso agrado. ¿Para qué querría equidad de sueldo o de trabajo?, estoy cómoda en un hogar donde el hombre provee y no me tengo que preocupar por la comida, la educación de los hijos, los gastos y comodidades.
Estas razones y creencias son las que conforman la ideología de tres mujeres, jóvenes, en sus inicios de sus veinte, estudiantes o recién egresadas. Esta es la ideología de tres amigas mías, que dan voz a decenas de ellas. Que reflejan una sociedad con otro tipo de miedo, una sociedad conservadora, a pesar de estar rodeadas en su día a día de feminismo en sus universidades, redes sociales y entorno. Estas son las voces de Alexa, Denisse y Nicole.
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En los últimos 5 años hemos presenciado una creciente y poderosa movilización de mujeres jóvenes que han invadido al espacio y opinión pública. Han simbolizado uno de los movimientos con mayor radicalidad y estimulación, desembocando en una cuarta ola feminista.
Una denuncia a la violencia contra las mujeres ha desencadenado manifestaciones e incluso un día específico que postula una valoración hacia la figura femenina: 9 de marzo, “Un día sin nosotras”, un día que pretende que todas las mujeres mexicanas no asistan a sus trabajos, escuelas, universidades, espacios públicos, y que no consuman productos y servicios. Mostrando así la importancia de nuestra presencia en sociedad.
Sin embargo, lo que ha desatado una indignación que conllevó a que esta movilización de mujeres en México exista, es el creciente número de feminicidios que permea en nuestro país, encabezado por el Estado de México. Ha desencadenado un temor, pero más que nada una impotencia compartida, que se ha traducido en ruido, destrozos y violencia en las calles.
La cuarta ola feminista creó un ambiente de sororidad, donde mujeres, sin importar su procedencia, estilo de vida, educación o posición socioeconómica, se han unido para erradicar el abuso y acoso sexual, los feminicidios y la despenalización del aborto. Con ello, se pretende conseguir una equidad de derechos y de trato a nivel sociedad.
Debido al creciente número de mujeres que se han unido al movimiento en esta última ola, resulta difícil encontrarnos con personas, específicamente mujeres, que no se consideren feministas dentro de grupos socioeconómicos medios y altos.
Ser feminista en México es un privilegio, debido a la educación que se da en escuelas y universidades, la posibilidad de no presentarse a trabajar el 9 de marzo, el acceso a internet y medios de comunicación, o incluso hablar el idioma oficial en un país donde, según datos de la INEGI, de cada 100 personas que hablan alguna lengua indígena, 12 no hablan español.
A pesar de que hallarnos con personas que no se consideren feministas en círculos sociales privilegiados sea aparentemente complicado, no es imposible.
****“El ser humano se consolidó: ‘ser humano’, cuando la primera discusión se dio a palabras y no a pedradas”, Denisse Jalife tiene 23 años, estudia arquitectura en la Universidad Iberoamericana. Hace poco escuchó esta frase y considera que el movimiento feminista debería de tomarla en cuenta al momento de manifestarse.
Sin embargo, no encuentra una manera distinta a la “violencia” en la actualidad para que las mujeres afectadas sean escuchadas, a pesar de que no se identifique con el movimiento. Sostiene que, cuando una persona sufre algún tipo de ataque, o un ser querido es víctima de ello, el individuo reacciona, por naturaleza humana, mediante el impulso y la desesperación, y culmina en violencia.
La violencia que causan las feministas en las calles es un elemento ideológico en común que tienen aquellas mujeres que no se consideran feministas dentro de mi entorno.
“El hecho de utilizar la violencia como respuesta, tristemente no va a traer a la persona, que desapareció o murió, de regreso a la vida”, opina Alexa Suvalsky. Es recién egresada de Diseño Gráfico de la Universidad Iberoamericana y le enorgullece trabajar en una empresa donde, de 7 personas que laboran ahí, 6 son mujeres.
Alexa cree que hay distintas formas de alzar la voz evitando la violencia, maneras más “civilizadas”. “Algo que sí me gusta del feminismo, es que se han creado muchas plataformas en redes, grupos de apoyo… estoy muy a favor de eso”, sostiene. Pero, ¿quiénes tienen acceso? Además, ¿las redes sociales han sido suficientes para frenar la violencia hacia las mujeres?
El número de usuarios en las redes crece cada vez más. A la par, las mujeres víctimas de delitos en México incrementó en el primer trimestre del 2022 en 9.5% en relación al mismo periodo de 2021, según cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública. La ONG expuso que tan solo en el primer bimestre del 2022, destacaron al menos 80 masacres, 221 casos de tortura y 122 feminicidios. ¿Qué hace el gobierno ante las denuncias?
****En el siguiente gráfico se aprecia el número de servicios de atención a violencia contra las mujeres en la Ciudad de México dividido por alcaldía.
Existe una enorme diferencia entre la alcaldía Cuauhtémoc, donde hay 74 servicios, y Cuajimalpa, donde solo hay 7. En este último residen las entrevistadas.
Según datos del Gobierno de la Ciudad de México, únicamente 2 de los 7 servicios de atención que existen en Cuajimalpa, han procedido con aperturas de carpeta de investigación, es decir, el 28.5%. En Cuauhtémoc, 31 de 74 son las entes que han proseguido con carpetas de investigación, 41.89%.
Tomando en cuenta que en Cuajimalpa residen 217,686 habitantes, la cantidad de servicios per capita es de 0.003%. A diferencia de la alcaldía Cuauhtémoc, donde viven 545,884 personas, hay un 0.013% de servicios de atención a violencia contra las mujeres per capita.
Se encuentra una relación entre los servicios de atención que no prosiguen a una investigación en Cuajimalpa con el PIB per capita de la alcaldía. Según datos del periódico El Financiero, el PIB per capita en Cuajimalpa es mayor al que se presenta en Cuauhtémoc.
El poder económico en nuestro país es sinónimo a impunidad. Lo pudimos notar cuando el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, mostró su apoyo de manera pública al senador Félix Salgado Macedonio, quien fue acusado por abusar sexualmente a una mujer más de 3 veces, cuando era director de un periódico en Acapulco, Guerrero. “No debe haber linchamientos políticos”, sostuvo el presidente.
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“Estoy en un lugar privilegiado, en donde gracias a Dios no han matado, ni violado o no ha pasado por situaciones de violencia gente cercana a mí”, aseguró Alexa. ¿Es esta la realidad, o más bien no ha escuchado denuncias debido a la impunidad?
Por el contrario, Nicole Zaga, estudiante de medicina en la Universidad Westhill, admite saber de gente cercana a ella que ha sufrido violencia de género. Sin embargo, expone que: “Si una persona se entera, se enteran todos. Al final no sabes qué es lo que te podría pasar”. Nicole da a conocer el temor que permea en nuestro entorno por llegar a ser excluidas de nuestra sociedad.
Como se mencionó anteriormente, Denisse Jalife planteó su idea referida a la violencia que ejercen las feministas. Ideó que por naturaleza humana, al ser una mujer afectada, o que un ser querido lo sea, tras haber sufrido algún tipo de ataque, la violencia resulta ser inevitable.
Denisse es mujer, mexicana, y no es feminista. ¿A caso no ha sido parte de estas “mujeres afectadas” o se ve excluida de conocer a alguna? “Da miedo hablarlo, la gente que conozco no es muy respetada. Cuando se menciona que una mujer es feminista, sobretodo en nuestro entorno, tienden a atacar a la persona y no al argumento”, así percibe las circunstancias de las feministas cercanas a ella.
“Las personas que sufren de violencia son las que más alzan la voz. En nuestra sociedad, hombres y mujeres consideran que para formar parte de este movimiento, te tiene que haber pasado algo a ti”, menciona Denisse.
El feminismo es un tema presente, pero negado en muchas de las conversaciones de nuestro entorno. Tal vez hay un feminismo silencioso en algunas de nosotras, como sostiene Nicole: “Creo que es mejor no involucrarnos y que entre nosotras mismas pensemos que sí estamos de acuerdo”.
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Las entrevistadas sostienen que su exposición o vulnerabilidad en cuanto a abusos, violaciones o feminicidios, resulta ser baja. Estar exentas a tener que utilizar el transporte público o medios como Uber, genera mayor seguridad. A pesar de estar conscientes de que en el medio de transporte no es el único lugar donde suceden las agresiones, lo ven como una gran ventaja.
Sin embargo, los datos muestran una cara distinta. Según Fabiola Alanís, directora de la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres (CONAVIM), el 90% de violaciones a niñas se presentan en el entorno familiar y los hogares. Mencionó en una presentación donde se expusieron las cifras gubernamentales contra la violencia machista, que la baja taza de denuncias se debe al “miedo, la desconfianza a las autoridades, y la vergüenza”. “Hay temas que nos incomodan como sociedad y que no nos atrevemos a denunciar”, comentó.